Hoy hace diez años que nos separamos. Y todavía no se por qué. Solo se que ya no estás y que aunque se que jamás volverás, tengo la serena esperanza de volver a verte, aunque sean unos segundos. Eres inalcanzable como una lejana estrella parpadeante en la fría noche. Y sigo oyendo tu voz pero cada día que pasa se vuelve más difícil de percibir. Y tu rostro se difumina en mi memoria bajo la mano que dibuja las estaciones. Para que voy a engañarme más tiempo. Te sigo echando de menos. Y cada segundo que pasa, tu recuerdo se vuelve más puro, desprendiéndose de todas las impurezas y equívocos.
Volví a estar donde juntos vivimos bellos momentos. Y me produjo un profundo dolor, en una herida sin fondo en mitad de mi ser. El rumor del mar me susurró tu nombre entre olas espumosas. Y me atreví a escribir en la arena la palabra maldita que lentamente nos cambió. Vi atardeceres entre dunas y fantasmas, que acrecentaron mi melancolía con humedad y salitre.
He intentado olvidarte para no perecer en esta insufrible agonía sin fin. El infierno de Dante comenzó hace diez años y una profunda tristeza coronan tus últimas palabras. Palabras cotidianas adornadas con simpleza: «Nos vemos. Adiós».
Un adiós para toda una vida.
Fuentes:
- Foto 1: original de http://famigliadimalatesta.blogspot.com.es/2008/09/adis-adis-amigo-adis.html
- Foto 2: original de http://www.literaturate.com/gandia-atardecer-en-la-playa
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