¿Por qué será que al mirar tus ojos veo realmente cómo eres?
Que no puedes disimular detrás de esa sonrisa tanto dolor. Que tus alegres palabras esconden una triste melodía. Que actúas con toda normalidad como si no sucediera nada en tu vida. Aguantando a escondidas de los demás que estás con tu último aliento, y desfalleces por segundos, permaneciendo sereno y erguido ante el pasmoso incendio que te rodea. Que cuando nadie te mira, en el silencio de tu celda, lloras sin querer reconocer la verdad. Que en mitad de tu sombría casa llena de recuerdos, éstos no son más que pesados yunques que te arrastran a las frías y profundas aguas del ayer.
Has cruzado a otra orilla a través de un puente formado por pequeñas piedras. Esos son tus muchos amigos. Pero no te engañes, aunque los demás sólo vean tus dorada risa y hayas podido salir corriendo, a ése puente le falta una piedrecita angular. Tu y yo lo sabemos. Pero tranquilo, se guardar un secreto hasta la tumba. Seguiré actuando con normalidad en este teatro de la vida. Y seguiré aplaudiendo tus logros.
Que hablas con toda la seguridad del mundo, pero que realmente eres un niñito escondido detrás de la estatua de Afrodita. Que aunque señalas en el atardecer el camino futuro que te espera con los brazos abiertos, miras a hurtadillas tus huellas dejadas atrás, y tu mirada busca con desesperación en el horizonte pasado y lejano, a ésa persona que jamás volverá.
Que después de tantas vueltas que da la vida como una peonza, te he encontrado y sigues siendo el mismo. Que todos adoran tu hermosa máscara de carnaval, tras la cual te ocultas. Pero tus ojos no los puedes esconder.
Porque al mirarlos sigo viendo cómo eres en realidad.
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